Impuestos al arroz y lácteos estadounidenses han sido temas de discusión
Las licencias de importación provocan fricciones
A pesar de los logros obtenidos con el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana (DR-Cafta), aún persisten tensiones entre Washington y Santo Domingo en áreas como políticas arancelarias, prácticas aduaneras, regulaciones técnicas y derechos laborales.
Esta situación es revelada en el Informe de Barreras Comerciales Extranjeras 2025 de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR), el cual examina las medidas que limitan el acceso de bienes y servicios estadounidenses a mercados internacionales. Firmado en 2004 e implementado de manera gradual desde 2006, el DR-Cafta ha sido fundamental para el comercio entre la República Dominicana y Estados Unidos. Para la República Dominicana, su entrada en vigor el 1 de marzo de 2007 permitió la importación libre de impuestos de casi todos los productos, tanto agrícolas como no agrícolas, provenientes de EE. UU.
No obstante, la eliminación final de aranceles a productos sensibles, como el arroz, las piernas de pollo y ciertos lácteos, prevista para el 1 de enero de 2025, ha generado controversia. El Gobierno dominicano emitió el Decreto 693-24, que congela el cupo libre de aranceles para el arroz estadounidense en 23,300 toneladas métricas anuales, imponiendo un arancel del 99 % sobre cualquier excedente. Washington ha interpretado esta medida como una posible violación de los compromisos establecidos en el tratado.
Por otro lado, las exportaciones dominicanas también enfrentan obstáculos al intentar ingresar al mercado estadounidense. Entre estos obstáculos se encuentra un arancel del 10 % aplicado a ciertos productos, parte de la política comercial implementada por la administración Trump, que establece diferentes niveles de tarifas para las importaciones de todos los países. Aunque el 10 % representa la tarifa más baja dentro de este esquema, preocupa a empresarios y autoridades dominicanas por su impacto en la competitividad.
Recientemente, se llevó a cabo en Washington, D. C. , una nueva ronda de negociaciones bilaterales entre representantes comerciales de ambos países. En estas reuniones se abordaron temas delicados, como las cuotas arancelarias, la reciprocidad impositiva y las condiciones de acceso al mercado.
Desigualdad y obstáculos
El informe también señala que productos estadounidenses, como el etanol y los quesos, enfrentan cargas impositivas desiguales en comparación con sus equivalentes locales. Por ejemplo, el etanol importado está sujeto a un impuesto ad valorem del 10 %, a un impuesto especial de 11 dólares por litro y al Itbis del 18 %, mientras que el etanol producido en el país goza de exenciones fiscales. Lo mismo ocurre con el queso importado, que paga Itbis, mientras que el queso nacional no lo hace.
En el caso del acero de refuerzo estadounidense (rebar), se requiere un proceso de pruebas en laboratorios externos, un requisito que no se aplica a la producción local. Esta exigencia ha incrementado costos y ralentizado la entrada al mercado dominicano, a pesar de algunos acuerdos específicos alcanzados con empresas exportadoras.
Con información de | diariolibre.com
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