Las enfermedades cardiovasculares (ECV) representan la principal causa de muerte a nivel mundial, superando a cualquier otra enfermedad. Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), más del 75% de las muertes relacionadas con cardiopatías y accidentes cerebrovasculares (ACV) ocurren en países de ingresos medios y bajos, lo que resalta las desigualdades en el acceso a la atención médica y la prevención.
El cardiólogo Stephen Kopecky, de la Clínica Mayo, enfatiza que no existe una solución mágica para prevenir las ECV, sino que se trata de la suma de pequeñas decisiones diarias que, en conjunto, impactan significativamente en la salud cardiovascular. El doctor Kopecky destaca la importancia de conocer la historia familiar de enfermedades cardíacas, ya que la genética juega un papel importante en el riesgo. Sin embargo, recalca que un estilo de vida poco saludable puede multiplicar exponencialmente ese riesgo.
El especialista explica que mientras la genética puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto o un ACV en un 40% o 50%, un estilo de vida inadecuado, caracterizado por la falta de ejercicio, una dieta rica en alimentos ultraprocesados y con alto contenido de sodio, puede incrementar ese riesgo hasta en un 400%, diez veces más.
Además de la alimentación y el ejercicio, otros factores de riesgo importantes incluyen el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, el estrés crónico y la falta de sueño de calidad. El doctor Kopecky detalla que el riesgo cardiovascular en hombres comienza a aumentar a partir de los 40 años, mientras que en mujeres suele hacerlo a partir de los 60.
Para mejorar la salud cardiovascular, el doctor Kopecky recomienda dormir en un ambiente fresco, oscuro y tranquilo, evitando el uso de dispositivos electrónicos con luz azul antes de acostarse. En cuanto a la alimentación, aconseja aumentar el consumo de fibra, cereales integrales, frutas, verduras y legumbres, y reducir significativamente el consumo de carnes rojas, especialmente las procesadas, debido a su alto contenido de sodio y su efecto inflamatorio en las arterias.
Es fundamental controlar los niveles de colesterol y realizar una prueba de lipoproteína A, un marcador que aumenta el riesgo cardiovascular y afecta a una de cada cinco personas en el mundo. La distribución de la grasa corporal también es un factor crucial; la grasa abdominal, alrededor de la cintura, aumenta el riesgo de infarto y ACV.
El doctor Kopecky concluye que aunque algunos factores de riesgo, como la genética, son inmodificables, un estilo de vida saludable tiene un impacto significativo en la prevención y el manejo de las ECV. Nunca es demasiado tarde para adoptar hábitos saludables que beneficien la salud del corazón. Cualquier cambio positivo, por pequeño que sea, contribuye a reducir el riesgo y mejorar la calidad de vida.
Con información de Diario Libre
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