En el corazón de la Semana Santa se encuentra una celebración fundamental que representa el clímax espiritual: la Vigilia Pascual. Así lo destacó Monseñor Faustino Burgos, quien subrayó que este rito solemne, que se lleva a cabo en la noche del Sábado Santo, es la manifestación más profunda de la fe cristiana.
«La Vigilia Pascual es la celebración más trascendental de la Semana Santa«, declaró el obispo, explicando que todo comienza con un gesto simbólico: la bendición del fuego. Posteriormente, los fieles ingresan al templo portando un cirio encendido, símbolo de Cristo resucitado, cuyas llamas disipan las sombras de la muerte.
Monseñor Burgos también resaltó que uno de los momentos más emotivos de la noche es el canto del Pregón Pascual, una proclamación llena de alegría que nos invita a recordar y celebrar la historia de la salvación. A lo largo de la vigilia, se realizan numerosas lecturas bíblicas, muchas más que en una misa habitual, con el objetivo de recorrer espiritualmente los grandes hitos del plan de Dios para la humanidad, desde la creación hasta la resurrección.
En el instante culminante de la celebración, resuenan las campanas, se entona el Gloria y se proclama con júbilo que Cristo ha resucitado. Además, aquellos adultos que han estado preparándose durante el año reciben esa noche los tres sacramentos de iniciación cristiana: el bautismo, la confirmación y la eucaristía, lo que sella su plena incorporación a la comunidad católica.
Pero, ¿por qué se considera a la Semana Santa como la Semana Mayor? No es solo una semana más en el calendario litúrgico; es, en palabras del secretario de la Conferencia del Episcopado, la Semana Mayor, no por contar con más días u horas, sino porque en ella se celebran los misterios fundamentales de la fe cristiana: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
El camino a esta semana sagrada se inicia con el Domingo de Ramos, conocido como el “pórtico” hacia los días más intensos de la vida de Cristo. “Ese día recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y se nos invita a compartir sus sentimientos en todo lo que ocurrirá durante la Semana Mayor”, afirmó el obispo de Baní.
El Jueves Santo da inicio al Triduo Pascual, tres días sagrados que condensan la esencia de la fe cristiana. Durante la Última Cena, Jesús instituyó dos de los sacramentos más significativos: la Eucaristía, que es el corazón de la vida cristiana, y el sacerdocio de la Nueva Alianza. Además, en un acto de profunda simbología, Jesús lavó los pies de sus discípulos, estableciendo así el mandamiento del amor: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”.
El Viernes Santo se conmemora con profunda solemnidad la crucifixión de Jesús, quien derramó su sangre en la cruz “para la redención de todos”.
En muchas parroquias, la adoración de la cruz se realiza con un nuevo significado; ya no es vista como un símbolo de tormento, sino como un emblema de salvación.
“Así como en un árbol fuimos engañados en el Edén, en otro árbol fuimos redimidos por Cristo”, se enfatiza en este día.
El Sábado Santo se convierte en un momento de silencio y reflexión. La comunidad eclesiástica se encuentra en recogimiento, acompañando el dolor de la Virgen y esperando la resurrección del Señor.
Ese día, muchas comunidades celebran la Vigilia Pascual, la ceremonia más significativa del año litúrgico, en la que con gran alegría se proclama que Cristo ha resucitado.
La Semana Santa llega a su clímax con el Domingo de Resurrección, un día que no tiene ocaso, en el que los cristianos celebran la victoria de la vida sobre la muerte.
“Estos días nos invitan a caminar junto a Jesús, a renovar nuestra fe y a vivir el amor que Él nos enseñó. Por ello, esta semana es verdaderamente especial: porque en ella, Dios nos entrega su corazón”, concluyó.
Con información de | hoy.com.do
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