El informe del International Crisis Group (ICG) revela una evolución preocupante en el narcotráfico latinoamericano. A pesar de décadas de esfuerzos represivos, las estrategias militares y policiales han resultado contraproducentes, fortaleciendo a grupos criminales, aumentando la violencia y la corrupción institucional. El tráfico de drogas se ha fragmentado en redes descentralizadas y diversificadas, expandiendo sus actividades más allá del tráfico de drogas.
Estados Unidos, con sus ofensivas contra los carteles, parece intensificar la violencia sin reducirla. El ICG propone estrategias combinadas: mejoras policiales, desarrollo económico y control de armas. El narcotráfico ya no se limita a carteles jerárquicos, sino a redes descentralizadas que externalizan fases del proceso, involucrando extorsión, secuestro y tráfico de armas.
La corrupción estatal es un facilitador clave, con la cooptación o amenaza de jueces, policías y funcionarios. Grupos criminales operan con autonomía en varias cárceles de la región, utilizándolas como bases de operaciones. El narcotráfico se ha expandido a países como Ecuador y Costa Rica, con Ecuador convirtiéndose en el país más violento de Sudamérica en 2024 debido al aumento de la actividad criminal.
El «efecto globo» explica la expansión del crimen organizado: al bloquear una ruta, los traficantes simplemente se trasladan a otra. Las redes criminales operan en diferentes niveles: desde empresarios e inversionistas que lavan dinero, hasta organizaciones que controlan el transporte, grupos nacionales que supervisan la producción y el tránsito, y pandillas locales que controlan la venta minorista.
El fentanilo ha transformado la economía del narcotráfico. Su bajo costo de producción y fácil manufactura en laboratorios clandestinos, utilizando precursores químicos de China, ha convertido a los grupos mexicanos en actores clave. El alto margen de ganancia y la dificultad para rastrear su origen lo convierten en una droga de alto impacto, generando una crisis de sobredosis en EE.UU.
La violencia es inherente al narcotráfico. Si bien las grandes ganancias se concentran en los niveles superiores, la violencia se manifiesta en la base, donde los grupos locales compiten por el control territorial. Las comunidades marginadas son las más afectadas por esta violencia, sufriendo las consecuencias de la guerra entre los grupos criminales.
Con información de Listín Diario
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