Que la República Dominicana se haya consolidado “como uno de los socios más confiables de Estados Unidos”, tal como lo señaló recientemente el presidente Luis Abinader, no impide que el Gobierno busque “profundizar” sus relaciones comerciales con China. Así lo expuso el embajador dominicano en la República Popular China, José Julio Gómez, en una entrevista exclusiva para Listín Diario.
El diplomático detalló que uno de los objetivos que ha promovido desde su llegada a la embajada en febrero, siguiendo las directrices del Gobierno, es abrir el mercado de inversión a empresarios chinos en áreas que no compitan con las operaciones de Estados Unidos ni con las empresas dominicanas.
“Estamos enfocados en ciertos sectores. Desde esta Embajada, y de acuerdo con la instrucción del presidente, no buscamos empresas que compitan, no solo con las estadounidenses, sino específicamente con las dominicanas. La idea es encontrar empresas en China que puedan ofrecer servicios en la República Dominicana y realizar inversiones en sectores sin presencia actual”, aclaró el embajador al describir las relaciones entre ambos países como “buenas y estables”.
Los sectores donde el Gobierno busca potenciar la presencia china en el país incluyen empresas de materiales eléctricos, así como las áreas de ferrocarriles, trenes, vías y tranvías, además de la manufactura textil y zonas francas que generen empleo para los dominicanos.
José Julio Gómez también reveló que ha estado en contacto con una empresa china interesada en establecerse en el país para distribuir mercancías a minoristas y mayoristas que deseen comercializar productos provenientes de Asia.
“Se nos presentó un preproyecto para establecer una zona franca en una ubicación no muy distante de la capital, con el fin de importar productos de China y venderlos en el mercado minorista. Esto permitiría que las tiendas en República Dominicana, en lugar de comprar directamente en China, adquieran productos chinos a un costo menor, ya que no tendrían que asumir los gastos de la cadena logística de importación y exportación”, comentó el embajador.
Complementando esta estrategia y con el fin de “equilibrar” el intercambio comercial entre ambos países, que en 2024 superó los 5,000 millones de dólares, pero deja a la República Dominicana con un déficit superior a los 2,000 millones de dólares, el Gobierno aspira a aumentar el nivel de las exportaciones dominicanas, tanto en el sector agrícola como en el de servicios, “siguiendo una estrategia de apertura de mercados”. Esto, a pesar de que el país no cuenta con un acuerdo de libre comercio con China, “ni un acuerdo comercial que le permita a la República Dominicana acceder a ese mercado asiático de manera preferencial”.
El aguacate tipo Hass ya puede ingresar a China. Actualmente, tenemos una cuota de 70,000 cigarros, lo cual representa una cifra muy limitada, ya que solo podemos introducir cinco marcas. Nuestra intención es aumentar esta cuota hasta alcanzar el millón de cigarros, y hemos estado en conversaciones con las aduanas chinas para lograrlo, dado que exportamos una cantidad considerable de hoja de cigarro, alrededor de 50 millones de dólares. La estrategia es diversificar las marcas de cigarros que ingresan al país y aumentar la cuota a un rango entre 400,000 a 1 millón de cigarros, explicó el diplomático, quien subrayó que la República Dominicana se posiciona como el mayor exportador de cigarros a nivel mundial, aunque en China solo están disponibles unas cinco marcas.
Asimismo, mencionó que su labor no se centra en cuestiones geopolíticas, sino en «identificar las oportunidades que la República Dominicana pueda aprovechar en este mercado y, evidentemente, proporcionar a nuestras instituciones y al sector privado la información necesaria para desarrollar esos proyectos«.
En cuanto a la comunidad dominicana en China, actualmente hay 605 dominicanos residiendo en este país asiático, aunque esta cifra podría variar según el censo que realiza la Embajada. Según el embajador José Julio Gómez, estos compatriotas están involucrados en diversas empresas dedicadas a la importación de productos, fábricas manufactureras, empresas tecnológicas, multinacionales, entre otros sectores.
Además de ofrecer los servicios consulares, el embajador destacó que, en cuanto se entera de la presencia de algún dominicano en China, ya sea por motivos de estudio u otros, lo invita a visitar las instalaciones de la embajada y le ofrece orientación en lo que necesite.
«Cuando nos percatamos de que un dominicano ha llegado a China y no se ha puesto en contacto con la embajada, ya sea yo personalmente o alguno de mis funcionarios, nos tomamos la libertad de escribirle directamente. Queremos saber cuántos días estará, qué actividades está realizando y recordarle que la Embajada de la República Dominicana está aquí para atenderle en todo lo que necesite», comentó el embajador José Julio Gómez, al tiempo que enumeraba a los otros nueve funcionarios que lo acompañan en su labor consular.
Al igual que el presidente Luis Abinader, el embajador manifestó que dedica el 80% de su tiempo a asuntos consulares, comenzando su jornada laboral a las “4:40 de la mañana” y trabajando un promedio diario de “16 horas”.
“Trabajo entre 15 y 16 horas. Sin embargo, estoy solo, ya que mi esposa y mi hijo se encuentran en la República Dominicana. Aunque allí también llevaba una carga similar”, comentó entre risas.
Transformaciones en el servicio consular
Cuando se le preguntó sobre los cambios en el servicio diplomático bajo esta administración, José Julio Gómez destacó que, en el marco del “proceso de reforma de la Cancillería”, en el que participó cuando era viceministro de Relaciones Exteriores, se implementó la normativa que establece que cada cuatro años los diplomáticos deben ser rotados, algo que, según indicó, “anteriormente no se cumplía”.
“La República Dominicana solía incumplir dos aspectos fundamentales de la diplomacia: la rotación y la alternancia. La rotación implica que, después de un tiempo determinado, el funcionario debe ser destinado a otra embajada. No soy asignado aquí para quedarme, sino para cumplir una misión. Una vez concluida, debo continuar. Esa es la esencia de la diplomacia. Por otro lado, la alternancia establece que después de ocho años en el exterior, el diplomático debe regresar al país, permaneciendo al menos dos años y un máximo de cuatro”, explicó.
Además, añadió que, bajo la dirección del presidente Luis Abinader y el ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, se ha logrado reducir la plantilla de 4,300 funcionarios diplomáticos a unos 2,000.
“Antes, teníamos la quinta misión más grande del mundo en Naciones Unidas, con 68 funcionarios, superados solo por India, China, Rusia y Estados Unidos. Hoy en día, hemos logrado reducir ese número a 2,000 funcionarios. Existe una escala salarial y una resolución que determina el número de funcionarios por embajada. Lo que ha logrado el presidente Abinader, junto al canciller Álvarez, es verdaderamente admirable”, concluyó.
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